Declaración de los Movimientos Sociales/ONG/OSC Foro Paralelo a la
Cumbre Mundial de la Seguridad Alimentaria
Roma, noviembre 13-17 de 2009
Nosotros y nosotras, 642 personas de 93 países representando 450 organizaciones de
campesinos y campesinas, pequeños agricultores, pescadores a pequeña escala, pastores,
pueblos indígenas, jóvenes, mujeres, movimientos urbanos, trabajadores agrícolas, ONG
locales e internacionales y otros actores sociales nos encontramos en Roma del 13 al 17 de
noviembre del 2009, unidos por nuestra determinación de trabajar por y exigir la soberanía
alimentaria en este momento en que el número de las personas que sufren hambre ha
traspasado los mil millones. La Soberanía Alimentaria es la solución real a la tragedia del
hambre en nuestro mundo.
La Soberanía Alimentaria implica transformar el sistema alimentario actual para asegurar que
aquellos y aquellas que producen los alimentos tengan un acceso equitativo a, y el control
sobre, la tierra, el agua, las semillas, la pesca y la biodiversidad agrícola. Toda persona tiene el
derecho y la responsabilidad de participar en la decisión de cómo se producen y distribuyen los
alimentos. Los gobiernos deben respetar, proteger y garantizar el derecho a la alimentación,
definido como el derecho a alimentos adecuados, disponibles, asequibles, culturalmente
aceptables y nutritivos.
Los gobiernos tienen la obligación de proporcionar ayuda de emergencia. Pero no deben
socavar la soberanía alimentaria y los derechos humanos. La ayuda de emergencia debe
obtenerse lo más localmente posible y no debe ser utilizada para presionar a los países a
aceptar los organismos genéticamente modificados (OGM). Los alimentos no deben ser usados
jamás como un arma política.
Hacemos hincapié en la violación de los derechos de las personas y comunidades, tanto
urbanas como rurales, que viven en zonas de conflicto armado u ocupación y en situaciones de
emergencia. La comunidad internacional tiene que abordar, de manera urgente, las
violaciones a derechos humanos relacionadas con los desplazamientos forzados, la confiscación
y explotación ajena de la propiedad, la tierra y otros recursos productivos, la manipulación
demográfica y las transferencias de población.
¿Quién decide?
Declaramos nuestro apoyo al renovado Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSAM) y
resaltamos el compromiso hacia este importante órgano que han mostrado los Jefes de Estado
presentes en la Cumbre de la FAO en su Declaración. Enfatizamos la importancia fundamental
del renovado Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, como el principal órgano inclusivo para
la formulación de políticas internacionales de la alimentación y la agricultura, dentro del
sistema de la ONU y como un órgano fundamental donde el conocimiento y las perspectivas de
aquellos y aquellas que, con su trabajo diario, han alimentado a la humanidad por
generaciones, no sólo son escuchado sino también aplicados. Insistimos en el papel central del
Derecho Humano a la Alimentación como principio para guiar todos los aspectos del trabajo del
Comité Mundial de la Seguridad Alimentaria.
Expresamos preocupación porque el CSAM no está recibiendo el apoyo financiero apropiado
para la pretensión de su programa de trabajo. Urgimos a los Estados miembros de la FAO para
que su compromiso político sea respaldado con recursos financieros. Manifestamos que aún
queda mucho trabajo por hacer en el CSAM para asegurar que habrá coherencia entre los
diferentes órganos de la arquitectura global institucional de la alimentación y la agricultura. En
este sentido, estamos muy preocupados por el programa global sobre agricultura y seguridad
alimentaria que ha sido propuesto en el seno del Banco Mundial pues su mecanismo de
gobierno parece ser no democrático ni trasparente y condenado en esa medida a repetir los
errores del pasado. Mientras instituciones como la Organización Mundial del Comercio sigan
privilegiando intereses comerciales por encima de las personas marginadas y malnutridas, el
hambre continuará lacerando el mundo.
La sociedad civil ha jugado un papel fundamental en el proceso de la reforma del CSAM,
abriendo un espacio crítico, que tenemos la intención de ocupar plenamente y de forma
responsable y efectiva. En hacer esto, aseguraremos que las voces de los excluidos continúen
siendo escuchadas en el corazón de la construcción de políticas alimentarias y agrícolas y la
gobernanza a todos los niveles. Aunque valoramos el trabajo realizado, y tenemos grandes
expectativas respecto a los futuros logros del CSAM, vamos a mantener un seguimiento atento
del trabajo para asegurar que los Estados miembros cumplen con sus compromisos para crear
un mecanismo efectivo, con fuerte capacidad de coordinación a todos los niveles, capaz de
hacer rendir cuentas a sus miembros, y de realizar sus compromisos para desarrollar un Marco
Estratégico Global para la seguridad alimentaria y la nutrición.
El suministro ecológico de alimentos
Reafirmamos que nuestro suministro de alimento ecológico actual alimenta la gran mayoría de
las personas del mundo, tanto en las zonas rurales como en las urbanas (más del 75%).
Nuestras prácticas se centran en alimentar a las personas y no en el beneficio de las
corporaciones. Es un suministro sano, diverso, local que enfría el planeta.
Nos comprometemos a fortalecer y promover nuestro modelo ecológico de suministro de
alimentos en el marco de la soberanía alimentaria para abastecer a todas las poblaciones
incluyendo aquéllas en zonas marginadas como las pequeñas islas y las zonas costeras.
Nuestras prácticas, puesto que priorizan alimentar localmente a las personas, minimizan el
desperdicio y las pérdidas de alimentos, y no crean los daños causados por los sistemas de
producción industrial. La agricultura campesina es resistente y puede adaptarse a y mitigar el
cambio climático. De todas formas, insistimos en que la alimentación y la agricultura deben
mantenerse fuera del mercado del carbono. Vamos a defender y desarrollar nuestra
biodiversidad agrícola, pesquera y animal de la agresiva mercantilización de la naturaleza, los
alimentos y el conocimiento, que ha sido facilitado por las «nuevas revoluciones verdes».
Llamamos a una moratoria global de los OGM. Los Estados tienen que proteger y regular
adecuadamente los mercados nacionales de alimentos. Nuestras prácticas requieren políticas
de gestión del suministro con el fin de asegurar la disponibilidad de alimentoy y garantizar
sueldos dignos y precios justos. Estamos preparados para discutir nuevos marcos legales para
apoyar nuestras prácticas.
Llamamos al replanteamiento de la investigación, usando métodos participativos, que apoyen
nuestro modelo ecológico de suministro de alimentos. Somos los innovadores que construimos
nuestro conocimiento y nuestras habilidades. Rehabilitamos las semillas locales y las
variedades del ganado, pescados y especies acuáticas para un clima en cambio. Nos
comprometemos a promover los descubrimientos de la Evaluación Internacional sobre el
Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología Agrícola para el Desarrollo (IAASTD por sus siglas en
inglés). Llamamos a la rendición de cuentas por parte de los investigadores. Rechazamos el
control de la investigación por parte de las corporaciones y no vamos a implicarnos en foros
que sean dominados por ellos. Vamos a promover nuestras innovaciones a través de nuestros
medios y mediante programas de formación, educación y difusión de la información.
Vamos a fortalecer nuestras redes alimentarias rural-urbanas. Vamos a construir alianzas
dentro de un Complex Alimentarius – vinculando pequeños productores, proveedores,
procesadores, científicos, instituciones y consumidores – para reemplazar el enfoque
reduccionista del Codex Alimentarius. Nos comprometemos a achicar las distancias entre los
proveedores de alimentos y los consumidores. Vamos a fortalecer los movimientos urbanos por
la alimentación y a promover la agricultura urbana y peri-urbana. Vamos a reclamar el
lenguaje de la alimentación poniendo énfasis en la nutrición y la diversidad de las dietas que
excluyen la carne que proviene de sistemas industriales.
Control sobre los recursos para producir alimentos
Hay que poner fin al acaparamiento de la tierra causado por el capital transnacional. El
acaparamiento de la tierra y el problema de los sin tierra se han intensificado, tras la crisis
alimentaria global, la deforestación, y el secuestro de los órganos gestores del agua, tanto en
las zonas continentales y en las costas. Actos de confiscación de tierras y aguas y aislamiento
hechos por fuerzas de ocupación deben cesar. Los países y las compañías están colaborando en
prácticas alarmantes de acaparamiento de tierras. En menos de un año, más de 40 millones de
hectáreas de tierra fértil en África, Asia, América Latina y Europa del Este, han sido usurpadas
mediante estos acuerdos, desplazando la producción local de alimentos por intereses de
exportación.
En vez de promover las inversiones en industria agrícola a grande escala, urgimos a nuestros
gobiernos y a la FAO a implementar los cambios estructurales implícitos en la declaración de la
Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR) y en la
Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU. Aquí, el Comité Internacional
de Planeación por la Soberanía Alimentaria (CIP) debe jugar un papel fundamental para
asegurar la participación efectiva de los movimientos sociales y las organizaciones de la
sociedad civil.
Exigimos reformas agrarias integrales que aseguren los derechos individuales y
colectivos/comunales al acceso y el control de los territorios. Todos los Estados deben
implementar políticas públicas efectivas que garanticen el control comunal sobre todos los
territorios. Hay que implementar fuertes mecanismos de rendición de cuentas para indemnizar
las violaciones de esos derechos. La igualdad de género y los intereses de la juventud tienen
que estar en el centro de las reformas agrarias y acuáticas genuinas. Las reformas deberán
garantizar a las mujeres y a la juventud plena igualdad de oportunidades y derechos a la
tierra y a los bienes naturales, y deberán compensar la discriminación histórica y actual.
El acceso al agua es un derecho humano fundamental. El agua debe seguir perteneciendo al
acervo común y no verse sujeta a mecanismos de mercado en su uso y gobernanza. Las
reformas en este ámbito deben dar reconocimiento legal, protección y refuerzo de los derechos
colectivos de las comunidades de pescadores de pequeña escala a acceder y utilizar los
caladeros y recursos marinos.
Debe acabarse con la supresión de rutas de pastoreo y con la expropiación de tierras, riquezas
naturales y territorios a las comunidades locales a través de concesiones económicas, grandes
plantaciones, agricultura industrial y acuicultura, turismo, grandes infraestructuras y otros
proyectos. La recolección también constituye una fuente importante de alimento para nuestras
comunidades y merece por ello protección específica.
El derecho al territorio de los pueblos indígenas comprende una visión de la naturaleza como
un ser vivo esencial para la identidad y cultura de las comunidades o pueblos. Tal y como lo
establecen los artículos 41 y 42 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos
de los Pueblos Indígenas, hacemos un llamado a la FAO a que adopte una política para los
pueblos indígenas, a que reconozcan los derechos territoriales de los pueblos indígenas y a que
garanticen su participación en la toma de decisiones sobre los recursos. Instamos a la FAO y al
FIDA a que creen un grupo de trabajo para los pueblos indígenas en el CSAM.
Rechazamos la propiedad intelectual sobre recursos vivos como semillas, plantas y animales.
Deben prohibirse los monopolios biológicos de facto, en que la semilla o el animal se
esterilizan. Debemos conservar las semillas en nuestras manos. Seguiremos intercambiando
nuestras semillas y nuestros animales. Valoramos nuestro conocimiento tradicional de
pescadores, ganaderos y agricultores y vamos a seguir desarrollándolo para poder alimentar a
nuestras comunidades de forma sostenible. Nuestras canciones y cuentos expresan nuestra
cosmovisión y son de vital importancia para mantener nuestra relación espiritual con la tierra.
Compromisos de la Sociedad Civil
Nos comprometemos a incrementar nuestro nivel de organización, construir alianzas fuertes y
transversales y promover acciones conjuntas, articulaciones, intercambios y solidaridad para
hablar con una sola voz fuerte en favor de nuestra soberanía alimentaria. Estamos convencidos
que solo el poder de los pueblos organizados puede conseguir los cambios necesarios, y por
ello nuestra principal tarea consiste en informar, concienciar, debatir, organizar y movilizar a la
gente.
Las mujeres participantes en el Foro, señalando su opresión sistemática a través de los
procesos de globalización y corporativización de la agricultura, opresión ésta que se ve
exacerbada por el patriarcado, nos comprometemos a conseguir la igualdad en la
representación y la toma de decisiones. Exigimos justicia de género, paz y respeto de los
derechos de las mujeres, incluidos los derechos comunes de la propiedad. Deben respetarse,
valorarse y protegerse nuestros derechos sobre las semillas, los recursos de producción,
nuestro saber y nuestras contribuciones para la mejora de la resistencia de ciertas especies.
Deben garantizarse condiciones laborales seguras y salarios justos a las trabajadoras del
campo y sus comunidades.
Los jóvenes participantes en el Foro reiteramos que la juventud es clave para el desarrollo y la
puesta en práctica de políticas agrícolas ecológicas y socialmente sostenibles. Todos los
órganos de toma de decisiones deben garantizar la participación de los jóvenes. Insistimos en
la necesidad de una educación agrícola, pesquera y ganadera (formal e informal) a partir de
una edad temprana, incluyendo la capacitación y formación necesarias para satisfacer las
aspiraciones de los jóvenes y las mujeres. Nuestro compromiso con la soberanía alimentaria
incluye la petición de que el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial se rebautice y se
transforme en el “Comité de Soberanía Alimentaria Mundial” y que se declare una moratoria a
los agrocombustibles.
Nos comprometemos a asumir nuestras responsabilidades de forma colectiva para movilizarnos
por la soberanía alimentaria a todos los niveles, desde lo local a lo internacional. Reclamamos
el control y la autonomía de nuestros procesos de organización y alianzas y vamos a seguir
mejorando el proceso de rendición de cuentas mutuo valorizando la riqueza de nuestra
diversidad y desde el respeto de nuestra respectiva autonomía. Reconocemos el papel esencial
del CIP en la facilitación de la creación de alianzas.
¡Queremos la Soberanía Alimentaria YA!
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